Comunicado de la Mesa Intersindical de Mujeres Trabajadoras de la UNVM
La pandemia evidenció, puso a los ojos del mundo, varios problemas que lograron salir de la órbita de lo privado para ser transversales en la escena de lo público e interpelar a toda la sociedad. Uno de esos problemas tiene que ver con la división de las tareas de cuidado y el trabajo doméstico no remunerado: la responsabilidad afectiva, y la mayor carga horaria para el desempeño de estas actividades recae en las mujeres, quienes, según algunos estudios ofrecidos por el Ministerio de Economía, la Secretaría de Política Económica, y la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, en promedio, trabajamos 7 horas más a la semana que los varones. Esta cifra no tiene ningún valor si no la leemos en clave política: la asimétrica división de roles según el género, impuesta y legitimada a través de discursos sociales de diverso orden, disminuye nuestras posibilidades de acceso, formación y ascenso laboral. Si sumamos en este análisis a las políticas económicas neoliberales a las que nuestro país se vio sometido durante el macrismo, y la posterior crisis económica desatada por la pandemia de manera mundial, el panorama se complejiza negativamente para las mujeres trabajadoras: trabajar por el mismo sueldo que los pares varones se vuelve una panacea cuando las labores domésticas y/o de cuidado son nuestra responsabilidad. Mucho más inalcanzables para las mujeres, en esta coyuntura, son los puestos jerárquicos mejores pagos y de toma de decisiones. Conclusión: la brecha económica entre hombres y mujeres se sigue ampliando. La pandemia explicitó que la violencia machista más extrema, la de los femicidios, es una aberración obrada, en general, al interior de los hogares: los lugares en los que debíamos refugiarnos del virus se visualizaron como los sitios más inseguros para las mujeres, y esto es así porque naturalizamos y hasta a veces nos resignamos frente a todas las violencias a las que las mujeres solemos vernos expuestas: principalmente, a la división sexual del mundo donde los varones gozan de privilegios -el principal: considerar a las mujeres su propiedad. Y también lo naturalizan y se resignan la justicia -sobre todo-, así como la policía, el sistema de salud, el sistema educativo, las normativas laborales que aún no contemplan una perspectiva de género. En este marco, también nos alerta la realidad de las mujeres trans, las múltiples violencias a las que se ven expuestas, siendo su máxima expresión los transvesticidios. Sabemos que el Estado en Argentina está cambiando y que la política de género y diversidades se está colocando en el centro de la escena, con una mirada de género que abreva en políticas públicas de trascendencia, entre ellas: aprobación e instrumentación de la IVE, cupo laboral trans, el anuncio de programas integrales para el abordaje de los cuidados. Aun así no podemos desconocer que vivimos en una sociedad desigual y machista. Es por eso que, como trabajadoras de la Universidad Pública, nos desborda el deseo de encontrar respuestas que vayan más allá del presente, de hallar soluciones estructurales al problema de la desigualdad y de la violencia machista, pues tenemos la necesidad de que se consoliden las demandas encarnadas por una nueva ola feminista que se expresa en las calles y ocupa cada vez más espacios.Este 8M las trabajadoras Docentes y Nodocentes de la UNVM PARAMOS:-Paramos porque el 8M, día Internacional de las Mujeres trabajadoras, desde 2017 a esta parte ha logrado desbordar el espacio laboral y en su seno acoger las demandas referidas no sólo a las existentes diferencias laborales y salariales entre hombres y mujeres, sino también reunir a las mujeres y disidencias y reclamar igualdad de derechos, en la búsqueda de la construcción de una sociedad producto de una nueva era de la política: basada en la diversidad cultural, con nuevas alianzas entre nuestros pueblos hermanos, antiimperialista y antineoliberal. -Paramos para politizar/visibilizar las violencias contra las mujeres cis y trans género. Porque la huelga es una herramienta colectiva para evidenciar y desarmar al patriarcado femicida. En nuestro país existen en este 2021 casi tantas mujeres muertas como días transcurridos en el calendario: 47 femicidios, femicidios vinculados y trans-travesticidios en los primeros 59 días del año.-Paramos para exigir que se cumplan y se pongan en funcionamiento los instrumentos internacionales, leyes nacionales, planes de acción y protocolos para prevenir y sancionar la violencia hacia las mujeres y cuerpos feminizados. -Paramos para decirle NO al odio y a la violencia que promueven la ultra derecha y los sectores privilegiados de nuestro país. A todas y cada una de sus acciones aberrantes y antidemocráticas de las que fuimos testigos en nuestro país los últimos días, responderemos siempre con la organización y la unidad del movimiento de trabajadorxs, de los movimientos sociales y de todas aquellas fuerzas políticas que militan para alcanzar una sociedad cada día más justa.-Paramos para mostrar que el mundo del trabajo también ha puesto en evidencia la obligada necesidad de sororidad entre las trabajadoras: las que se encargan de las tareas de cuidado sin remuneración, las trabajadoras de las economías populares, las trabajadoras sexuales, las amas de casa, las trabajadoras de casas particulares, y todas aquellas trabajadoras de la informalidad que no sólo no pueden parar porque de eso depende su subsistencia, sino que además son las mayormente expuestas a la precarización laboral y salarial, todas ellas también son parte de lo que globalmente estamos construyendo como 8M.